Los caracoles marinos en muchas culturas, son un don de los dioses y espíritus acuáticos, éstos, según la superstición, pueden manifestarse a través de restos de moluscos.
Estos regalos de la naturaleza se han convertido a lo largo del tiempo en una buena herramienta adivinatoria, solo basta con saber leerlos correctamente (y en eso tiene mucho que ver la videncia y la experiencia que tenga quién haga la interpretación) como sucede con cualquier otro oráculo.
Muchas antiguas culturas se sirvieron de ellos para realizar sus actos adivinatorios y aún hoy se los utiliza para consultarles acerca del pasado y del presente, de nuestro entorno y que esperar de él, también nos podrán orientar para tomar la decisión correcta frente a proyectos y propuestas futuras.
Cada uno de los caracoles contiene un símbolo que lo identifica y solo basta con concentrarse y realizar una pregunta concreta para obtener de ellos todas las respuestas que buscamos.